miércoles, 22 de noviembre de 2017

Malas decisiones.


Locke (Steven Knight, 2013) es una película curiosa. No es ni por asomo la primera que se ambienta en un solo lugar, ni siquiera estoy seguro de que sea la primera que pasa integramente dentro de un coche, pero siempre que veo una película que se ambienta solo en un escenario y cuya historia es impulsada a través del diálogo y las interpretaciones me resulta curioso, y dentro de esa tendencia, esta película es de las pocas que no se siente como una obra teatral, que es una cosa que les tiende a pasar mucho a este tipo de pelis (cosa que también pasa porque en muchas ocasiones está adaptando una obra teatral). Pero gracias, creo, al modo semi improvisado en el que se rodó la película, el resultado es mucho más veraz y realista. Hasta el punto en el que al final uno se termina sintiendo como si estuviese haciendo BlaBlaCar en el peor día en la vida de este arquitecto más que ver una película.

La historia, como suele ocurrir en este tipo de cintas, es relativamente sencilla; Ivan Locke (Tom Hardy) recibe una llamada que le empuja a hacer un viaje que va a destruir toda su vida. Los noventa escasos minutos que dura la película son el trayecto en tiempo real que emprende el personaje desde su ciudad (no me acuerdo cual era) hasta Londres, y la historia se desarrolla a través de las llamadas que realiza y los diversos personajes con los que habla. No quiero contar nada más porque realmente esta es una de esas películas con las que es mejor entrar lo más a ciegas posible. Es un film que habla sobre qué significa ser una buena persona, sobre responsabilizarse de los errores de cada uno y sobre la fragilidad del statu quo. De como no importa cuanto tiempo dediquemos y lo mucho que trabajemos por hacer las cosas bien, que todo está a un error de derrumbarse, ya sea la estructura de un edificio o nuestra propia vida.

Hardy lleva la película sobre sus hombros en la que es otra marca en su lista de interpretaciones absolutamente brillantes. No sabría si decir que es su mejor papel, pero es una clara competidora por el título. Lo que sí es destacable es que un actor tan físico como él (que da lo mejor de si cuando le dan espacio -vease Bronson o incluso Warrior) funcione tan bien en un papel tan comedido, con un personaje que transmite todo a través de sus expresiones y forma de hablar. Es, para mi, de calle el mejor actor de su generación. El resto están bien, destacando sobre todo a Ruth Wilson y Andrew Scott, que a pesar de verse reducidos a voces en un teléfono consiguen transmitirte perfectamente como son y quienes son sus personajes, pero no viéndoles la cara y teniendo en cuenta que muchos de ellos tienen papeles relativamente pequeños es muy difícil hablar de sus interpretaciones.

Me parece imprescindible comentar el modo en el que rodaron esta película de todos modos. Porque al parecer (no me acuerdo donde lo leí) se rodó en dos noches en las que Tom Hardy estaba haciendo el viaje en coche, mientras el resto de actores y el director estaban en otra sala llamándo a su teléfono. Hardy sabía la historia y sabía sobre qué iban a ir las llamadas que le llegaran, pero no sabía quien iba a responder al teléfono ni cual era el tema del que iban a hablar. Y la verdad, siento que ese planteamiento semi-improvisado de la película es lo que de verdad la hace funcionar tan bien como funciona.

Locke es una película curiosa y perfecta. Otro tour de force de Hardy que funciona a las mil maravillas y resulta fascinante en los escasos 90 minutos que dura.




Esta es la tercera entrega de la lista de las mejores pelis que he visto en 2017. Aquí el resto:

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